Numerosa cantidad de veces encontramos en los relatos populares,un sinfín de analogías que nos ayudan a
hilvanar la explicación de los temas,en particular si son tan álgidos,como el que me he empeñado,desde hace
un tiempo,en comentar mis impresiones;debido al efecto devastador que puede – o que comenzó – producirse sobre las conductas sociales y particulares de los individuos,desde temprana edad.
Tal es el caso del Flautista de Hamelin.
Realidad o Fäbula acontecida en
Situemos a Hamelin como síntesis de una sociedad en los últimos 20 años del siglo XX,sedienta de mayores
avances en
Tales obstáculos – como los roedores de Hamelin – parecían contaminar los esfuerzos por reducir las distancias geográficas y como siendo invadidos por un ruido intolerable que no permitía conocer en corto plazo,lo que ocurría fuera de un limitado círculo.
Así – como obedeciendo a un pedido – arribó y se desenvolvió raudamente
limpiando y allanando el camino,para acortar las distancias entre las personas,al tiempo de favorecer cada vez más la calidad de las comunicaciones.
Pero el Flautista no fue remunerado por su esfuerzo,
Y esta vez,corremos el riesgo que la nueva melodía vaya induciendo principalmente a los niños,a transitar
un camino hacia una cueva,desde donde les será difícil retornar,una cueva oscura,sin verdaderas motivaciones,ni ansias por imaginar,crear,jugar,leer,escribir e interactuar lo más posible con
Una cueva que también alberga adultos,pero los que no hemos entrado aún,tenemos nuestra porción de responsabilidad para impedir que cualquier niño o adolescente,entre extasiado siguiendo al Flautista despechado.
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